N.T. Wright
Permítanme decir, primero de todo, que es un placer estar aquí en Seattle y cuán agradecidos estamos mi esposa y yo por su bienvenida, por la hospitalidad y por los que han trabajado duro para hacer posible este acontecimiento. Estoy excitado por el alto perfil dado aquí a la cuestión la cual me parece de una gran prioridad para la iglesia cristiana en nuestros días – que trata con la cultura contemporánea y por ello para cambiar el mundo – con la esperanza en el poder del Espíritu Santo y para la gloria de Dios y para el beneficio de todos seres humanos en cualquier lugar.
Podría parecer un proyecto grandioso, pero esto en realidad bien corresponde a la tarea apostólica dispuesta en el Nuevo Testamento. Y esto es precisamente uno de los problemas del bestsellers de Dan Brown El Código Da Vinci que distrae la atención de aquella tarea más grande, y por consentir con ciertos aspectos negativos de la cultura contemporánea no tiene un verdadero interés en cambiar el mundo, sino simplemente en reordenar de nuevo las aparentes prioridades espirituales de la gente. Más de lo mismo.
La tarea de comprometer la cultura con el evangelio cristiano y de esta manera trabajar para transformar el mundo siempre incluye tres elementos. Primero, debemos hablar verdaderamente acerca de Jesús de Nazaret, y explicar cómo es que descubrimos quién es Dios al mirarlo a él. Segundo, debemos hacerlo con pleno compromiso con el mundo de nuestro tiempo, entendiendo sus reflujos y los flujos, sus modas y locuras, donde ha hecho las cosas gloriosamente correctas y donde lo ha hecho maravillosamente mal. Tercero, nosotros debemos estar preparados para negar – esto es, para dar una refutación razonada de, no decir simplemente que disentimos de – las equivocaciones populares que dejan a las personas con ideas confundidas y equivocadas sobre Jesús y la naturaleza de la fe cristiana. Y el punto acerca de El Código Da Vinci es que levanta todos estos asuntos simultáneamente. Una de las preguntas fascinantes del libro es, ¿por qué es tan popular? No puede ser porque sea de lectura fascinante y adictiva; hay muchos de estos. ¿Dónde cabe esto en nuestra cultura? ¿De qué modo dice las cosas que tantas personas están tan impacientes por enterarse? Dado que muchos lectores pueden ver cuán fantásticas son sus teorías de la conspiración, ¿por qué las quieren creer aún, o por lo menos estar abiertos a, parte de lo más extremo y extraño de sus afirmaciones? Creo que el libro representa verdaderamente una declaración por excelencia de lo que una parte significativa de nuestra cultura, no solo aquí en Norteamérica sino también en el Reino Unido, apasionadamente quiere ser. Es por esta razón, no simplemente porque el libro es bien conocido ni porque perpetúa algunas ideas actualmente populares, aunque en última instancia tontas, acerca de Jesús, que quiero en esta presentación trabajar por debajo del ruido superficial del libro a los asuntos en el corazón de todo ello.…
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